la esquina de eloy gonzalo con la glorieta de quevedo.
Es posible.
Yo lo entendí así.
A todas esas cosas que pasan a tu alrededor y no sabes entender que son senyales del Uno hacia ti.
Una tarde de esas en las que aún se usaban monedas de veinte duros.
Hay momentos que la vida te ensenya algo y la virtud esta en ti en verlo.
En una esquina había una sonrisa, detrás de ella una senyora y en toda ella una sensación de infinita compasion.
Es la sonrisa de aquel que ya ha llegado.
Solo han llegado, aquellos que sonríen en paz.
La paz.
Era una monjita que vendia rosarios de cuerda y daba con la compra de varios, una estampita.
Yo, llevaba cien pesetas en moneda en la mano.
Mi mano se extendió hasta ella.
Ella sonrió
Me dio dos rosarios de cuerda y una imagen de un santo que no recuerdo.
Sin embargo, cuando los rosarios ya han desaparecido, su sonrisa, aún la guardo.
...no le busques sentido, no lo tiene.
maestro zen
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